Los Angeles Clippers vencieron con apuros a Houston Rockets (140-132), en un partido que parecía dominado de principio a fin por el equipo de Doc Rivers, a pesar de la ausencia por lesión de Blake Griffin, pero que tuvo que llegar a la prórroga, tras un gran último cuarto del cuadro visitante. Una estrella brilló con luz propia en este encuentro y fue la de JJ. Redick, que cuajó su mejor partido anotador de la temporada (40 puntos), y pareció disfrazarse de Stephen Curry, con un asombroso porcentaje en triples (9 de 12). Con la muñeca caliente, su inspiración fue determinante para una victoria que acabó siendo mucho más sufrida de lo previsto, después de un gran dominio en los tres primeros cuartos.
Su estelar actuación estuvo muy bien compensada por la espectacular dirección de campo de Chris Paul (28 puntos, 6 rebotes, 12 asistencias), siempre pidiendo el balón en los momentos decisivos, y el partido bajo tableros de DeAndre Jordan (16 puntos y 15 rebotes), al que le tocó fajarse con un espeluznante Dwight Howard, en versión Supermán, que se convirtió en el mejor jugador de los Rockets (36 puntos, 26 rebotes y 4 asistencias), recobrando el nivel de sus mejores noches.
El Staples Center de Los Angeles no sufrió esta vez la mejor versión de James Harden, bien defendido y lejos de su media de puntos de la temporada. La barba más famosa del campeonato dejó sus guarismos en 20 puntos y 7 asistencias, pero no consiguió hacerse el dueño del partido como suele ser habitual en él. En el último cuarto, los Rockets apretaron las clavijas en defensa, algo que no habían hecho en todo el partido, con buenos minutos de Trevor Ariza (18 puntos) y el orgullo Dwight Howard, que quería hacer justicia a su extraordinario partido. El final del encuentro fue trepidante. El marcador se apretó hasta los dos puntos a falta de 16 segundos y dos triples de Marcus Thornton ((23 puntos, 5 asistencias y 3 rebotes), el mejor de su equipo en la fase decisiva, llevaban a la prórroga, a pesar de la enorme sangre fría de JJ Redick, en los tiros libres. Con empate a 122 se llegaba al tiempo añadido. Chris Paul y JJ. Redick volvieron a abrir fuego desde la línea de tres y ya fue imposible para los Rockets la segunda remontada.
El Staples Center de Los Angeles no sufrió esta vez la mejor versión de James Harden, bien defendido y lejos de su media de puntos de la temporada. La barba más famosa del campeonato dejó sus guarismos en 20 puntos y 7 asistencias, pero no consiguió hacerse el dueño del partido como suele ser habitual en él. En el último cuarto, los Rockets apretaron las clavijas en defensa, algo que no habían hecho en todo el partido, con buenos minutos de Trevor Ariza (18 puntos) y el orgullo Dwight Howard, que quería hacer justicia a su extraordinario partido. El final del encuentro fue trepidante. El marcador se apretó hasta los dos puntos a falta de 16 segundos y dos triples de Marcus Thornton ((23 puntos, 5 asistencias y 3 rebotes), el mejor de su equipo en la fase decisiva, llevaban a la prórroga, a pesar de la enorme sangre fría de JJ Redick, en los tiros libres. Con empate a 122 se llegaba al tiempo añadido. Chris Paul y JJ. Redick volvieron a abrir fuego desde la línea de tres y ya fue imposible para los Rockets la segunda remontada.
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