Tres derrotas en los últimos seis juegos podrían ser solo una anécdota para un equipo de la NBA, pero no para el que aspira a conseguir el título. Con esa premisa salió Cleveland Cavaliers a la cancha frente a Minnesota Timberwolves y a juzgar por el resultado, victoria 114-107 para los de Ohio, la idea les funcionó.
Pero el conjunto subcampeón en la temporada anterior no fue el único que se reivindicó frente a su público en el Quicken Loans Arena. LeBron James por fin pudo combinar su buena actuación con el desempeño del equipo para llevarse los máximos honores del partido, anotando 25 puntos y colaborando con 4 rebotes y 9 asistencias en 38 minutos de juego.
‘King James’ recordó porque lo conocen como el amo y señor de Cleveland. Comandó la ofensiva de su equipo y mejoró su efectividad respecto al partido anterior contra Chicago Bulls, consiguiendo una eficacia de 73.3% en tiros de campo y 100% en triples, aunque pocas veces se atrevió a lanzar desde afuera.
El trabajo del ’23’ de los Cavaliers fue respaldado por Tristan Thompson (19 puntos, 12 rebotes), Matthew Dellavedova (18 puntos, 4 rebotes y 7 asistencias) y Kyrie Irving (17 puntos, 9 rebotes y 4 asistencias), demostrando una buena recuperación del equipo dirigido por Tyronn Lue.
En el equipo visitante se destacaron Karl-Anthony Towns con una producción de 26 puntos, 11 rebotes y 4 asistencias, seguido por Zach LaVine con 21 unidades, 4 rebotes y 6 asistencias.
Los dueños de casa aprovecharon las pequeñas diferencias que obtenían al final de cada cuarto y desde el tercero comenzaron a descifrar con mayor facilidad la estrategia defensiva de los Timberwolves, consiguiendo la mayor ventaja en un periodo con seis puntos sobre Minnesota. Pero sin la superioridad que se esperaba por tratarse del primero en la tabla de posiciones de la Conferencia Este, frente al penúltimo de la del Oeste.
Esa ventaja se mantuvo en el último cuarto, con una variación máxima de uno o dos puntos, sin mayor incidencia en el desarrollo del encuentro que terminó con la celebración de los aficionados de los Cavaliers y la primera victoria de Lue al mando del quinteto de Ohio, sin espectáculo, pero suficiente para calmar el revolucionado presente del equipo.
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